Lisandro Duque Naranjo
UNA PERSONA DE MIS AFECTOS ME despertó por teléfono el miércoles, muy temprano, y me dijo: “Lee la página 23 de El Tiempo de hoy”. Sonámbulo aún, cumplí el pedido, y me encontré con la información de que 122 correos electrónicos se encontraban chuzados desde 2006 por la Fiscalía a pedido de la Sijín.
El motivo: que “dichos correos se utilizaban para la comunicación de miembros del PC3 y la Ruan para evadir los controles de las autoridades”. “Le llaman la atención” al redactor de la noticia cinco correos interceptados: el de Alfredo Rangel, el de Alejandro Gaviria, el de Le Monde Diplomatique, el del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y el mío.
Por estar semidormido a la hora de leer esa lista, supuse que lo del PC3 algo tenía que ver con cine. Una asociación somnolienta con la película colombiana PVC1. En cuanto a lo de la Ruan, y eso de “evadir los controles de las autoridades”, me fueron arrullando en el falso sopor de que la noticia versaba sobre la DIAN, o el RUT… hasta que me puse a roncar a pierna suelta.
Una hora después, ya despierto, leí bien la cosa y descubrí que durante dos años —y quizá todavía—, he sido para la Gestapo colombiana un falso positivo virtual, lo que sin saberlo me ha tenido expuesto a peligros reales pues el correo que se me ha fisgoneado es bastante boleta ya que tiene mi nombre y mis dos apellidos completos. Me han acompañado en la condición de víctimas de ese voyerismo a nuestros mensajes personales —los enviados y los recibidos—, académicos y entidades de muy disímil ideología, nómina que en El Espectador del viernes se incrementó con los nombres de Clara López Obregón, Iván Cepeda y Manuel Drezner.
Confieso que tuve que buscar en google.com qué eran el PC3 y la Ruan. El primero, resultó ser el Partido Comunista Clandestino Colombiano, del que siempre creí que se llamaba Partido Comunista Bolivariano, y con el que no he tenido el menor trato. En cuanto a la Ruan, ahora me desayuno de que no se trataba sólo de una ciudad francesa, sino de la Red Urbana Antonio Nariño, de las Farc. Supongo que el que yo desconociera esas siglas —que estoy seguro no aparecen en mis archivos electrónicos— debió decepcionar mucho a los violadores de mi correspondencia. Y ponerlos a pensar que al tomarme como sospechoso de ser enlace subrepticio de las Farc, o de cualquier otro grupo, lo que hicieron fue treparse a un peladero.
Los que sí saben harto del tema son Plinio Apuleyo Mendoza y María Isabel Rueda, de quienes encontré en internet, al buscar esas siglas, sendos artículos en los que saludan las labores de espionaje que cumplen los cuerpos secretos para detectar infiltrados del PC3 y de la Ruan en los medios de comunicación y en las universidades públicas. De una de éstas últimas, la U. Nacional, es la alumna de cine Isabel Guzmán Martínez, quien sufrió una detención nada virtual, seguramente como resultado de esas histéricas echadas de dedo contra la cultura y la academia. Esto se volvió la Norteamérica de los cincuenta. Nada de raro tendría, con lo torpe que es la inteligencia del Estado, que ese par de periodistas aparecieran en la lista de correos chuzados. Sería divertido.
Ni modo de esperar a que el Fiscal 16 y el Capitán de la Sijín, que emprendieron esta cacería de e-mails, lean esta nota y me la respondan contándome qué encontraron de torcido en mis mensajes, salvo mi estilo. Esos no sólo no leen, sino que de hacerlo no entenderían lo leído. Y la prueba es la perseguidora que le han montado a tanta gente a la que bastaría conocerle apenas un artículo para comprender qué hace y cómo piensa, incluso a propósito de esos actos de la vida que tienen derecho a ejercerse en secreto, y no por eso intentan tumbar al Gobierno. Nada es perfecto.
A todas éstas, ¿el Fiscal General qué dice?
* * *
Víctor Nieto Núñez. Mis condolencias a Cartagena, a la cinematografía colombiana y latinoamericana, a Maryluz, su esposa, y a Gerardo, su hijo, por la muerte del muy querido Víctor Nieto, fundador del Festival de Cine de Cartagena. Chao, patriarca.
lisandroduque@hotmail.com
»
