
Lisandro Duque Naranjo
Los judíos acapararon, con todo derecho, la reputación de ser la más sufrida comunidad etno-religiosa a lo largo del siglo XX.
Contribuyó a eso el exterminio a que los nazis la sometieron durante
Lo paradójico es que, pocos años después, el propio Estado de Israel comenzó a feriar la simbología excepcional de ese holocausto, pues su desprecio y violencia contra los palestinos están resultando idénticos a los empleados por el Führer en Auschwitz, lo que, desde luego, les arde en la memoria y la conciencia a los judíos decentes.
Por parecerle inmoral esa similitud, la escritora Amira Hass abandonó su cómoda residencia en TelAviv y se instaló en Gaza, hace años ya. “Lo hizo porque lo aprendió de sus padres, dos supervivientes del Holocausto. Su madre le contó que mientras la llevaban al campo de concentración, el tren se detuvo en una estación y las mujeres alemanas las miraban desde el andén con indiferencia, mientras ellas iban en los vagones como animales, rumbo a la muerte. ‘Cuando veas a alguien padecer una injusticia, no lo mires con indiferencia, haz algo’, le enseñó”.
Desde entonces, “está dando testimonio al mundo del sufrimiento de los palestinos, para no ser indiferente ante las injusticias que padecen en esos trenes en los que están atrapados y que los llevan a ninguna parte…” (*)
Otro judío, el prestigioso escritor David Grossman, cuyo hijo, un militar de 20 años, pereció hace dos años en una incursión militar a Gaza, “ha dicho que no obstante esa pérdida él no comparte la agresividad israelí contra los palestinos”. (**)
El intelectual israelita Gideon Levy dijo: “Nuestros buenos muchachos están haciendo cosas malas al no distinguir entre Hamas y los niños”.(**)
El judío-caleño Moritz Akerman, en columna de El Tiempo del 6 de enero, escribió: “A (mis) tíos ‘partisanos’ que murieron luchando contra Hitler les daría vergüenza que algunos judíos utilicen métodos de exterminio masivo de civiles indefensos para matar a un ‘terrorista’”.
La intelectualidad hebrea, pues, no se muestra unánime respecto a la embestida israelí que a punta de cañonazos y bombardeos está regándoles por el suelo, y estrellándoles contra las paredes, los órganos a centenares de palestinos inermes, hartos niños entre ellos. La abochorna ver los hospitales colapsados a los que se les dispara por si acaso hay en ellos algún paciente de Hamas. Y que no haya ni agua, ni luz, ni medicinas, ni sopa, para darles a cientos de heridos, pues esos alivios han sido bloqueados hace meses. Y que a quince minutos de ese paisaje dantesco, los civiles israelitas llenen los centros comerciales para sus compras de fin de año y salgan de MacDonalds saboreando conos y hamburguesas.
Aunque hay un repulsivo aire de “limpieza étnica” en éstos “arios” de ahora, el motivo real para este genocidio es advertirles a los palestinos que nunca les devolverán los territorios que les usurparon en
Con razón un periodista inglés, presente en el lugar, dijo que la palabra “desproporción” utilizada por el Secretario General de ONU para referirse a la salvajada israelí, le provocaba náuseas.
(*) Hernán Zin: “blogs.20minutos.es/enguerra”
(**) Citas extractadas de google.com