
Lisandro Duque Naranjo
La patota uribista, viuda del electorado bogotano que lleva ya dos períodos yéndose con el Polo Democrático, no se está dando tregua en su acoso mediático contra la administración de Samuel Moreno.
Quiere convencernos de que Bogotá era una arcadia feliz y que apenas el “eje del mal” ganó
A Clara López, por burguesa y de Harvard, no le perdonan los círculos palaciegos que sea del Polo. Sobre todo porque su militancia en esa fuerza es fruto de un bagaje serio y no de una pataleta “progre”. Le resbalan los puestos vistosos —como uno que le ofreció Uribe, al que le dijo “Gracias, Presidente, yo paso”—, pues si asume una responsabilidad es para fajarse a fondo.
Se entiende mejor la rabia contra ella, si recordamos que en 2005 fue quien elevó ante
En atención a los desplazados, a los que como un compromiso ético y de gobierno les mitiga en buen grado sus penurias, que el gobierno central desprecia. En solución de conflictos, distintos al armado, que de no intervenir instancias adscritas a su despacho, resultarían traumáticos. En solidaridad física y política con los vulnerables, verbigracia los miles de indígenas cuya toma de la ciudad fue causada y desairada por el presidente Uribe, y en cuyos dignos alojamientos, concertados con
Y como se trata es de atravesarles palos a los que lo hacen bien, ahora la emprendieron contra el Secretario de Educación, involucrándolo en un sobrecosto que él mismo, hace un año ya, había denunciado. Esto bastaría para haberle dado el beneficio de la duda mientras se pronuncian los jueces, pero qué va: con tal de hacerle daño, les armaron a él y al Subsecretario una llevada a Paloquemao digna de dos capos. Sus acusadores, sin embargo, quienes desde por la mañana, por los medios, hicieron bulla con el seguro canazo, salieron regañados por una juez íntegra. Por inconsistentes. En cuanto al fiscal, como que lo devolvió a
Abel Rodríguez —a quien ojala le fallen rápido ese entuerto— cumple cinco años ya haciendo una revolución educativa sin precedentes en Colombia, levantándoles a los pelados pobres unas escuelas de arquitectura prestante frente a las cuales los colegios de dedo parado quedan como meros galpones, dotándolas con comedores de muy buena sazón e instalándoles infraestructura de Internet para bajarles a los escolares el mundo hasta sus humildes barrios. Se entiende que la michicatería uribista trate de culpable a semejante caballero de la educación.