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“Hacer una película es un trabajo tan arduo, que no vale la pena intentarla si a través de ella no se logra una recompensa espiritual”.
Los lectores, si es que tengo la fortuna de tenerlos, notarán que el autor de estas crónicas es recurrente en visitar la década de los setenta. Esa frecuente cita de aquella década es explicable en razón a que nuestra generación, los amigos, y casi todos los personajes que se pasean por estás páginas dominicales, precisamente en esos años de conflicto estaban recién entrados a la universidad, padecían a Bogotá, se sacudían el musgo provinciano y, todos a una, eran soñadores activos de una misma y hermosa utopía.
Y Lisandro Duque, desempacado de Sevilla Valle, que para aquel entonces ya era un pueblo marginado por la nueva vía Armenia - Cali, llegado a
La nula posibilidad de supervivencia de medios escritos, al margen de los tres o cuatro grandes diarios de Colombia, contribuyó a la cosecha de radialistas de provincia desde los años cincuenta, época dorada de la radio en Colombia, “los años de radio”, cuyo declive coincidió con la juventud del personaje de hoy.
Lisandro Duque, con apenas 17 años y en Sevilla, conducía un programa radial y su tema favorito eran las películas que presentaba en estreno el teatro municipal cada 8 días. Por esta razón, en cuanto pisó la capital se metió de cabeza en el asunto del cine. Y mientras se saturaba de teorías antropológicas, oficiaba como crítico de cine y dirigía “Ocho y medio”, un Cine club de
Eran entonces los tiempos de la rebeldía y de la inserción política de la juventud en todo el mundo, influenciada por el mayo francés y la revolución cultural china. Como acierta a definirlo el mismo Lisandro, en una magnífica entrevista con Víctor Fowler: “…un momento en que se apodera de la discusión estética el hecho insurreccional. No podría descalificar la época, porque soy un producto de ella, pero siento que había un toque demencial en la forma como se le atribuía a la política la causalidad de todo: no se le daban opciones, oportunidades, al hecho artístico de discutirse sin hacerlo desde un parámetro estrictamente político.
La implementación de una medida oficial proteccionista, que sometía las salas de cine a la exhibición de cortometrajes nacionales de 15 minutos, influyó de manera definitiva en la demanda de cineastas. De otra parte, centenares de actores, amén de artistas provenientes de otras disciplinas, sentían la necesidad de profesionalizarse, de cualificar sus precarios conocimientos empíricos, surgidos al calor de las mismas luchas estudiantiles. Es decir, el terreno estuvo propicio para saltar de lo artesanal a lo profesional.
Lisandro Duque, lanzado al agua por las circunstancias, felices desde luego, recuerda cómo se apoyaba en el conocimiento de los camarógrafos, luminotécnicos y demás gente del gremio. Aún al final de los años setenta la escasez de libros sobre cine era notoria. Por eso quiere de tal manera uno de los pocos libros que era posible conseguir en Colombia, escrito por el primero de los grandes maestros del cine, Sergio Eisestein: “Reflexiones de un cineasta”.
Lisandro en hechos y fechas
Aunque sus primeras incursiones como guionista y realizador de cortometrajes, documentales y largometrajes de ficción se remontan a 1974, es el año de 1982 el punto de partida de su carrera como guionista y director. “El escarabajo”, su primera película es premiada en el Festival Nacional de Bogotá, dos años después, en las categorías de Mejor Guión, Mejor Dirección y Mejor Película.
Luego, en 1985, escribió y dirigió “Visa USA”, una segunda incursión en la pantalla grande que se hace merecedora del Gran Premio en el Festival Internacional de Cine de Cartagena.
En compañía de Gabriel García Márquez, en 1987, escribe el guión de “Milagro en Roma”, que hace parte de la serie “Amores difíciles”, una película que fue producida por
Una de las grandes novelas históricas de Colombia, del huilense José Eustacio Rivera, “
En 1994, fundó en
Lisandro Duque estuvo en calidad de director en
Un año después, el Ministerio de Cultura de Colombia, otorgó el Primer premio como guión argumental a “Los niños invisibles”, una de sus últimas películas, ganadora de más de siete premios, y la que será motivo de encuentro de este cineasta con los espectadores, en el Segundo Encuentro Nacional de Escritores de Calarcá.
Lisandro y su rollo
Si se ven primero sus películas, al conocerlo, sea el territorio que fuere: la calle, algún evento o en su casa, de inmediato se advierte que su imagen, su manera de ser, corresponden con exactitud al retrato hablado que nos elabora la imaginación mientras discurren las secuencias cinematográficas realizadas bajo su dirección.
Y si la cosa es al contrario, luego de conocerlo y tratarlo, se concluye que sus películas reflejan con amplia resolución fílmica la personalidad de este sevillano nacido en un lluvioso 30 de octubre de 1943. A sí mismo se califica como “un escritor sin libros”, pero su capacidad literaria es tan amplia como su expediente cinematográfico. De ello y con creces dan cuenta sus guiones premiados.
Aparte de ser guionista y director con cerca de quince reconocimientos internacionales, Lisandro incursionó en el periodismo de opinión a través del diario El Espectador. Por Su columna “Lo divino y lo humano”, obtuvo el premio de periodismo Simón Bolívar en 2001. En la actualidad continúa escribiendo y, como suele ser ahora una actitud estatal hacia los pensantes de la otra acera, hasta su correo electrónico ha sido chuzado.
Su sencillez es un perro fiel que lo acompaña a todas partes. Al contrario de tantos escritores, actores, poetas y artistas, a quienes el peso de la egolatría no les permite ya ni caminar entre los demás mortales, Lisandro Duque es un personaje de dimensión internacional que nunca se niega a asistir a cualquier evento, por austero y pobre que parezca. A pesar de su importancia sigue siendo leal y asequible a sus amigos de provincia.
A nuestro juicio es el mejor director de cine que ha tenido Colombia. Su persistencia, los diversos reconocimientos a su obra fílmica, el hecho significativo de haber dirigido
Tienen las películas de Lisandro Duque Naranjo ese color local, esa ambientación que incluso parece percibirse por la vía olfativa. En ellas está Colombia de cuerpo entero, están sus ciudades, sus pueblos. Nos encontramos con
Los personajes de todas sus películas respiran nuestro mismo aire, somos nosotros mismos puestos en escena. Es esta sociedad que se nutre de iguales mitos, costumbres y destinos. En “Los niños invisibles”, por ejemplo, nos encontramos encarnados en el asombro infantil ante los artilugios de la magia negra vendida por los culebreros en míseras revistas. En “El Escarabajo”, la primera de sus películas, con el ruido de las sirenas de los transmóviles, y la abigarrada parafernalia de las rememoradas Vueltas a Colombia, de nuevo nos sentimos niños exaltados por la visión de los escarabajos antioqueños con sus sones de pedal, sudor y sacrificio.
Por esas cosas inexplicables de la vida, hace apenas una semana, en Calarcá por fin pude cumplir la cita de espectador con la última película de Lisandro “Actores en conflicto”, estrenada en el año 2008. Y de nuevo me asistió el asombro: ahí estaba yo, metido en una obra de teatro de los años setenta, que fueron los años de floración de la utopía, de nuestros mejores años, porque nuestros sueños eran los mejores: cambiarle el curso a la historia, instaurar la equidad social , sepultar los privilegios y desterrar la oprobiosa miseria colombiana. Estoy obligado a aclararle al lector que tuve la oportunidad de hacer teatro callejero, de pancarta, como músico y actor, y de ahí la sorpresa con la película.
Digamos que Lisandro Duque Naranjo no ha tenido que recurrir a violentar o enmascarar nuestra colombianidad y que esa pulcra cualidad lo mantiene vigente, aún en un medio tan susceptible a los caprichos del mercado, de la moda o, peor aún, de la pedante carreta con que se suele oscurecer lo que es claro en una sociedad manipulada por el poder del dinero.
Si acaso no lo era, cosa que dudamos, aprendió a ser humilde, paciente, realista y, ante todo, excelente director. Y al final, luego de cuarenta años, kilómetros de celuloide, toneladas de imágenes, guiones y dificultades, este cineasta colombiano estará en Calarcá, que refrenda su condición de ciudad literaria de Colombia, el próximo sábado 20 de junio. Por la connotación que entrañan esos cuarenta años, su visita será un acontecimiento para celebrar con todo el alborozo posible.
Lisandro y Los niños invisibles
Premio a la mejor película colombiana en el XVIII Festival de Cine de Bogotá.
2001 Premio especial del jurado en el VI Festival Internacional de Cine para
2001 Premio del público y de la crítica en el festival Iberoamericano de Toronto, Canadá.
2002 Primer premio a la mejor película colombiana en el Festival de Cartagena.
2002 Primer premio en el Festival Iberoamericano Cine de San Juan de Puerto Rico.
2002 Premio al mejor guión en el Festival de Cine para
2003 Primer premio del jurado y del público en el Festival Iberoamericano de Madrid, “Chimenea de Villaverde”.
Premio a la mejor película colombiana de los últimos tres años (2001 a 2003) por elección de los estudiantes de cine, televisión y comunicaciones de 30 universidades de Colombia.
Lisandro y su filmografía como director
1974- Favor correrse atrás, 10 min., doc.
1975- No se admiten patos, 9 min., doc.
1976- Lluvia colombiana (codirigido con Herminio Barrera), 12 min., doc.
1979- 38 corto, 45 largo, 15 min., ficción
1979- Hoy no frío, mañana sí, 10 min., ficción
1980- TV or no TV, 9 min., ficción
1980- Vivienda campesina, 14 min., doc.
1980- Nirma Zárate, doc
1981- Cine Venezolano, doc
1981- El Escarabajo, 90 min., ficción
1984- Arquitectura de la colonización antioqueña, mediometraje
1984- Cafés y tertulias de Bogotá, 25 min., doc.
1985- Un ascensor de película, 25 min., ficción
1985- Visa USA, 90 min., ficción
1985- El premio, corto, ficción
1988- Milagro en Roma, 90 min., ficción
1989-
1991- María, serie de televisión, ficción
1992- Mediodía, corto, doc.
1994- Un día en la vida de Olimpo Cárdenas, mediometraje
1997- Los billaristas, corto para TV
2001- Los niños invisibles, 90 min., ficción
2004- Administrando Justicia, programa de TV
2004- Huso de razón, programa de TV
2004- Historia Debida, programa de TV
2004-8- Los actores del conflicto, largometraje, ficción
2006- Qué plato es Colombia, mediometraje, doc.
Lisandro y su filmografía como guionista
1973- Yo pedaleo, tú pedaleas, cortometraje
1975-
1976- Lluvia colombiana
1978- 38 largo, 45 corto
1979- Hoy no frío, mañana sí
1980- TV or no TV
1980- Vivienda campesina
1982- El Escarabajo
1983- Arquitectura de la colonización antioqueña 16 libretos para la serie de TV “Rafael Reyes, vencedor de imposibles”(“Revivamos nuestra historia”)
1985- Cafés y tertulias de Bogotá
1985- Un ascensor de película
1985- Visa USA
1986- El premio
1988- Milagro en Roma (con Gabriel García Márquez)
1989-
2001- Los niños invisibles
2008- Los actores del conflicto
Como Actor
1988- Milagro en Roma
(Fuente: Wikipedia)
libaniel@gmail.com